
¿Por qué parte de tu cuerpo cambiarías un iPhone?

Un celular iPhone puede costar “un ojo de la cara” como bien dice el refrán; lo curioso es que no solo puede costar un ojo, también un brazo, una pierna, un pulmón o cualquier otra parte del cuerpo que no nos interese seguir llevando con nosotros.
En LoUltimo.co, les contamos cómo una parte del cuerpo se puede convertir en un iPhone en un “sacar y meter de ojos”.
Casi todo lo que hay en el mundo está a la venta y disponible para el mejor postor; nosotros en nuestras vulgares vidas cotidianas repletas de necesidades, sabemos muy bien lo que cuesta adquirir el sustento básico diario, sin hablar de lo que cuestan aquellos pequeños lujos que tanto se desean.
Pero tener lo suficiente para sobrevivir dignamente, sin mayores excesos materiales, es un suplicio permanente para millones de personas atrapadas por la ilógica del consumo desmedido de la actualidad. Esa ilógica lleva a que celulares como los iPhone se conviertan en un verdadero tesoro y su consecución, algo que se debe alcanzar a cualquier precio.
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Si es necesario endeudarse y pagar mucho más del ya costoso precio de este Smartphone, se endeuda. Si es necesario vender alguna parte del cuerpo por falta de crédito, se vende. Esto último fue precisamente lo que hizo un adolescente chino de 17 años, embriagado por el deseo de tener un iPhone que pudiese enseñar a sus amigos y así obtener el estatus tan anhelado entre ellos.
Xiao Wang vendió uno de sus riñones a una red ilegal de tráfico de órganos por la suma de 3 mil dólares; no sin antes documentarse si podía vivir con un solo riñón. Algo que desde luego es posible si se lleva unos hábitos de vida saludable y el médico lo aprueba una vez se cumple con los requisitos adecuados.
Pero el joven Wang en su afán por hacerse a toda costa con su iPhone, se arrastró hasta lo más bajo del mundo de los trasplantes y terminó en una sala de operaciones donde contrajo una infección renal que lo ha condenado a vivir desde los 17 años, con la asistencia permanente de una máquina para diálisis.
Al final el ingenuo e inconforme Xiao logró lo que quería, el dinero no solo le alcanzó para un iPhone, sino también para un iPad. Con ellos ahora puede registrar sus días postrado en una cama, navegar por internet y tomarse unas cuantas selfies mientras la máquina a su lado, reemplaza aquel riñón vendido.